sábado, 8 de marzo de 2014

Las nietas de las brujas que no pudieron quemar.


Escribo esto para todos los que hacen necesarios los días como hoy. Para todas aquellas bestias que, en algún momento, utilizaron, utilizan o utilizarán la violencia contra sus parejas, hijas, o contra cualquier mujer por el simple hecho de serlo. Para todos esos desgraciados que forzaron o forzarán a una mujer en contra de su voluntad. Para los ministros misóginos que nos quieren hacer retroceder cuarenta años en el tiempo y desandar todo un camino de lucha que ya pensábamos  recorrido. Para todos aquellos que creen o han creído que buena idea marcar el largo de nuestras faldas, el de nuestros cabellos o el de nuestros escotes, olvidando que es sólo nuestra decisión. A los de "si le pegó algo habrá hecho". A los que quieren que las hijas de los obreros volvamos a morir desangradas en algún sótano por no poder acceder a un aborto digno.
A los que no recuerdan que madre, amiga, hermana, novia, esposa, tía, son mujeres no solo hoy, sino los otros 364 días. 
También para todos aquellos que dicen que es absurdo celebrar un día como este porque ya no es necesario, porque la igualdad ya está lograda. A esa gente, simplemente, hacerles pensar. Recordarles a cada compañera asesinada por el machismo, a cada joven que se desangrará por abortar de forma clandestina. A cada chica violada "porque lo iba pidiendo" o a cada mujer despedida de su puesto de trabajo por un embarazo que, por otra parte, no podrá interrumpir.
Hoy, y cada día, somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar.