sábado, 29 de junio de 2013

Crónica de la noche en que soñé con Cadillacs que aparcaban en estadios de fútbol.

Comenzó con los primeros acordes de "that's what the water made me" resonando en el Vicente Calderón,
cuando..
No, no comenzó ahí.


Comenzó a las 8 de la mañana de un día de junio, en la parada de un autobús, "like a little runaway", nunca mejor dicho.
Pero en realidad tampoco..
Podria buscar muchos comienzos a una aventura así, podría hablar de muchos sitios, muchos momentos, muchas canciones, pero en realidad y tras muchos meses esperando, lo único claro es que el primer acorde de esa guitarra pudo ser el principio de tantas cosas, como también el final de otras muchas.

La noche en que soñé con coches de época que frenaban su camino por un par de horas en medio de un estadio de fútbol. La noche en que la música vino a curarme de un invierno atroz.
Acordes, voz rasgada, "that's what the water made me", saltos, gritos, el suave atardecer de una noche de principios de verano cayendo sobre el cielo de Madrid, emoción... Música, al fin y al cabo.
Con "You give love a bad name", euforia colectiva,  motivación máxima, gritos a modo de despertador a aquellos que le dan mala fama al amor, a todas las pistolas disparadas.
"Raise your hands" nos hizo levantar las manos y aún más, alzar la voz.
Un grito a todas las pequeñas fugitivas, "she's a little runaway", fue la siguiente. Uno de esos mogollones de acordes y voz- más comúnmente conocidos como canciones- que no son sino que un soplo de energía, de rebelión, de huída, de fugacidad, cantada en ese momento para las cuatro pequeñas fugitivas que, con lo puesto, habían escapado a Madrid para escucharlo.
Tras "Runaway", llegó "lost highway" y "Born to be my baby", y después, la gran explosión.

Los dos golpes iniciales de "It's my life", esa canción que no está hecha para corazones rotos, retumbaron en el estadio y en el corazón de quienes por una noche en él habitaban, y que, ese día, decidieron gritar más alto que nunca que su vida era suya, que no iban a vivir para siempre y que sólo tenían una para vivir, un canto a la rebeldía, de esos que llena de vida a cualquiera que los oiga, aún más si su grito es secundado por otras 85.000 personas.
La siguió "Because we can", esa expresión de optimismo máximo en una situación de negatividad total, la chispa de alegría necesaria.
Continuaron canciones como "Keep the faith", "What about now", hasta desembocar en la suave y delicada melodía de "Bed of roses", en la que Bon Jovi cantó a aquellas camas de rosas que, en algún momento, se convirtieron en espinas para más de uno.
Despues de ello, temas como "Bad Medicine", o "We weren't born to follow" desembocaron en el subidón final del concierto. Sonó "Wanted dead or alive".
La gran explosión, la traca final, vino justo después con "Have a nice day", y "Living on a prayer", donde el artista estuvo a cada momento más cerca del público, incluso físicamente.
Tras el gran boom de "Living on a prayer", el concierto llegaba a su fin.
"Always" y "These days" se encargaron de llenar de emoción el ya de por sí emocionante espectáculo, poniendo el fin a la noche en que soñé con Cadillacs que aparcaban en estadios de fútbol y sonaba rock..
Pero no al sueño.

Con lo puesto fui  y con lo puesto vuelvo, trayéndo conmigo, o más bien dentro de mí Madrid, música, carreteras, leyendas del rock, amistad, y una chispa de buena suerte.





sábado, 15 de junio de 2013

Corazón.

"Tal como había prometido el poeta -aquel que tomaba su nombre según era la tiera y el momento que la pisaba- volvió con la primavera.
Le recibieron con gran alegría. De nuevo escucharon sus canciones acompañadas del tañer de las cuerdas de aquel extraño instrumento. El poeta hablaba de amor y del dolor que lo acompaña. Eran canciones hermosas que mantenían absortos a los muchachos, pero, como la luz de una vela que se apaga, sus miradas se ensombrecían a la vez que la canción se acercaba al final.
Un día, estando a solas con el poeta, le preguntó:
-¿Qué es el corazón, que, a veces, tanto duele?
-El corazón es eso que tenemos dentro y que la emprende a patadas, o simula paz, o llena de frío o calor nuestra naturaleza. El corazón, Aranmanoth, es el gran depredador.
-¿Porqué dices eso?- se inquietó Aranmanoth.
-Porque el corazón es como un lobo, un lobo hambriento."
Ana María Matute.